Dice Matilde Asensi que “cada cual mira los acontecimientos desde su esquina, con el rostro vuelto hacia la pared para no ver lo que no quiere”. Esta frase resume muy bien lo que a mi entender está sucediendo con las listas de espera y el Sistema Nacional de Salud.
Los políticos, los gestores, los que tienen la responsabilidad de organizar, coordinar, dirigir y financiar el Sistema Nacional de Salud da la sensación de que, ante el serio problema que padecen los ciudadanos con las listas de espera, lo único que hacen es, desde su esquina, esconderse y mirar para otro lado, no querer enfrentarse a un problema que repercute seriamente en la salud y bienestar de los ciudadanos.
Es cierto que las listas de espera son un problema crónico, son un problema que convive con nosotros desde hace muchísimo tiempo, yo diría incluso que, desde el inicio de nuestro modelo sanitario, lo que pasa es que con las listas de espera ha habido periodos mejores y periodos peores, pero se ha producido en los últimos años un importante agravamiento del problema hasta llegar a la situación actual, unas listas de espera que ya están absolutamente fuera de control.
Hace mucho tiempo que vengo hablando y escribiendo sobre este tema y la necesidad de abordar en profundidad el serio problema que tiene nuestro Sistema Nacional de Salud y la necesidad de acometer profundos cambios. Cualquier alternativa requiere, en primer lugar, hacer un análisis profundo, riguroso y certero por parte de expertos conocedores del modelo sanitario, contar con gestores, profesionales, políticos expertos en la materia y con los propios pacientes para ser capaces de hacer, al margen de cualquier ideología, una aproximación a la realidad sin ese habitual barniz partidista que altera la percepción de esta.
Es verdad que las diferencias que hay entre los distintos sistemas de salud son escasas, que hay dudas sobre cómo se contabilizan por parte de algunas Comunidades Autónomas las listas de espera, también que hay grandes diferencias en financiación por parte de las distintas Comunidades, que no todas tienen una prioridad clara en la financiación de la Sanidad Pública; también sabemos que los que sufren todas las consecuencias son los pacientes, son los ciudadanos, los que en mayor o menor medida necesitamos en algún momento acudir a nuestro sistema sanitario.
La lista de espera cero no es posible, hay que tener una pequeña lista de espera que permita gestionar bien los recursos sanitarios, pero, también es cierto, que hay cosas que no podemos seguir tolerando; no es de recibo, insisto no es de recibo, que el acceso a la consulta del médico de familia, del pediatra de Atención Primaria, el odontólogo, el fisioterapeuta o la matrona de Atención Primaria, tenga listas de espera.
Se puede entender que en alguna ocasión y para alguna de estas especialidades o alguno de estos profesionales pueda haber una pequeña demora en el acceso, pero, desde luego, lo que no se puede es tolerar que un paciente que necesite hablar con su médico llame o pida una cita en su centro de salud y ésta no esté disponible hasta pasados días y, en muchas ocasiones, semanas.
Este es un indicativo claro de que hay un serio problema en el sector, de que hay un serio problema con las listas de espera porque, si partimos de este punto necesario en todo caso para acceder a las consultas de los hospitales, donde se encuentra el gran problema de la lista de espera (la lista de espera quirúrgica, la de consultas externas y la de pruebas complementarias), seremos capaces de entender la magnitud de éste.
Si queremos abordar la solución para la lista de espera, lo primero que tenemos que hacer es conocer cuál es la composición, el mix de la lista de espera, cuáles son las patologías por especialidades, cuántos pacientes hay esperando en cada una de ellas, cuál es también la capacidad para poner en marcha el sistema sanitario y dar respuesta a estas demandas, cuántos profesionales tenemos, cuántas salas de Radiología, cuántas consultas, cuántos quirófanos disponibles, es decir tenemos que hacer un análisis y una foto fija de cuál es la situación y contrastar las demandas con la capacidad de dar respuesta a las mismas.
En función de eso habrá que ver qué cantidad de profesionales, qué horarios, con qué actividad y sobre todo con qué financiación se puede hacer frente al abordaje de estas listas de espera.
Creo que los políticos deben ser sensatos y tener claro que para dar satisfacción a sus ciudadanos, afrontar los problemas sin mirar a la pared, sin esconderse, haciéndolos frente, deben ser capaces de decir a los ciudadanos: “miren ustedes, sus demandas van a ser atendidas, pero que sepan ustedes que esto cuesta", y para ello es necesario buscar alternativas de financiación, puede ser con un incremento de ingresos que, lógicamente afectaría a los impuestos, un incremento con el que muchos no van a estar de acuerdo, o la otra alternativa es una redistribución del gasto desviando hacia la sanidad partidas presupuestarias, por ejemplo inversión en una red ferroviaria con el AVE a todos las ciudades o aeropuertos donde sea necesario y donde no lo sea.
Pero no confío en ello y, lo que sí que veremos, es cómo van a volver a hacer leyes que son muy fáciles de redactar y luego decir que ya lo regulé por ley. Pero la ley hay que cumplirla, hacer posible que se cumpla y para ello se requiere de profesionales, de instalaciones, de presupuesto, etc.
Termino como empecé; no escondamos el rostro, no demos la espalda a los problemas, mirémoslos de frente, asumamos que tenemos un reto importante por delante y entendamos que entre las prioridades que debe tener cualquier gobierno, sea del color que sea, está la financiación suficiente de la Sanidad.
Seguiré pensando que algún día esto lo veremos y que los políticos serán capaces de entender que lo que hay que dar es satisfacción a los ciudadanos, no satisfacerse a sí mismos, y hacer todo lo posible para llegar a un gran pacto por la Sanidad.