Tenemos un problema sobre la mesa, una pelea entre profesionales de la Medicina y de la Enfermería, entre sus representantes y, al menos eso creo, para nada entre los que comparten el trabajo diario y ven que no todo es blanco o negro, que todo se puede entender y la colaboración está mucho más presente que la disputa. Sobre este asunto, en esta ocasión, inicio el artículo con este proverbio chino: “Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos, pero el que no pregunta permanece tonto por siempre”. Yo solo quiero ser tonto 5 minutos y por ello pregunto al que sabe, a ChatGPT, y sobre su contestación elaboro este artículo.
La disputa entre médicos y enfermeras, no con podólogos u odontólogos, respecto a la autorización para que las enfermeras realicen recetas médicas (disfrazado de indicación, autorización, etc.) es un tema de gran relevancia en el ámbito de la atención sanitaria. Este debate pone de manifiesto cuestiones profundas sobre la formación de cada profesional, la autonomía en el ámbito de la salud y el impacto en la calidad del cuidado del paciente. Exploremos los diferentes ángulos de esta controversia:
1. Contexto y Evolución
Tradicionalmente, la prescripción de medicamentos ha sido una prerrogativa exclusiva de los médicos, así lo contemplan las diferentes leyes y cambiar esto no resulta sencillo pues abre una profunda discusión entre las diferentes profesiones. Esta exclusividad se basa en la creencia de que la formación médica proporciona una base más amplia y profunda en farmacología y diagnóstico, lo que se considera esencial para una prescripción segura y eficaz. Sin embargo, el papel de las enfermeras ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, expandiendo sus responsabilidades y competencias. En muchos países, los programas de educación para enfermeras ahora incluyen formación avanzada en farmacología y manejo de medicamentos. Esto último es muy importante para entender la discusión y tenemos que hacernos la primera pregunta, ¿qué formación en farmacología reciben las enfermeras?; cuántos créditos, si se hace en todas las facultades y, esto es lo más importante, ¿realmente faculta para la prescripción? ¿con límites o sin ellos? ¿con protocolos y guías o sin ellas? ¿todos los grupos farmacológicos o solo algunos concretos? Muchas preguntas que responder por quien tiene la información necesaria para hacerlo y argumentar y documentar las respuestas.
2. Argumentos a Favor de Permitir Recetas a Enfermeras
a. Expansión del Rol de Enfermería: Las enfermeras, especialmente las de práctica avanzada, tienen una formación extensa en el manejo de pacientes y el uso de medicamentos. En muchos contextos, las enfermeras realizan evaluaciones clínicas complejas y tienen el conocimiento necesario para prescribir de manera segura. En España tenemos claro que hay un cambio lento y paulatino, que se están dando pasos en este sentido, pero la figura de enfermera de práctica avanzada apenas existe, se están desarrollando lentamente las especialidades de enfermería, aun sin reconocer formalmente en las plantillas orgánicas y creo que en este campo hay mucho por hacer.
b. Mejora del Acceso a la Atención: Permitir que las enfermeras realicen recetas puede mejorar el acceso a la atención médica, especialmente en áreas rurales o desatendidas donde los médicos pueden ser escasos. Esto puede reducir las esperas para consultas médicas y facilitar una atención más continua y coordinada. Esta es la teoría, pero mi pregunta es: ¿receta con plena autonomía, receta de aquello que ha prescrito previamente el médico, hasta que nivel de prescripción,...? También se arriesga a que la malvada administración se conforme con esta solución y olvide recuperar la ilusión de los médicos para ejercer en este ámbito, lo que obliga a una profunda reforma del modelo, las relaciones laborales y las condiciones de ejercicio. No me temo nada bueno para el médico si vamos por este camino.
c. Optimización de Recursos: Al permitir que las enfermeras manejen ciertas prescripciones, se puede liberar a los médicos para que se concentren en casos más complejos, optimizando así los recursos del sistema de salud. Esta es la teoría y sobre el papel es una idea razonable. Pero me pregunto ¿cómo acotamos eso de ciertas prescripciones?, volvemos a lo de antes, nivel de formación, qué grupos farmacológicos, quien hace el diagnóstico médico que da lugar a la prescripción, etc., no es tan fácil como parece.
d. Enfoque en el Cuidado del Paciente: Las enfermeras a menudo tienen una relación más cercana y continua con los pacientes. Esto puede permitir una mejor personalización de los tratamientos y una atención más holística. Enfermería es la responsable de los cuidados y, por ello, pienso que todo lo que precise para ello debe ser prescrito por enfermería, con todo quiero decir todo, siempre dentro de sus competencias y su responsabilidad. Pongo un ejemplo para que se entienda mejor. Un paciente encamado que presenta úlceras por decúbito y precisa material para su cura, apósitos varios, parches protectores, pañales para incontinencia...y, llegado el momento si la úlcera se infecta, la enfermera toma una muestra y solicita cultivo y antibiograma, ¿no sería razonable que pueda recetar el antibiótico que se precise? Es un ejemplo, pero hay muchos más.
3. Argumentos en Contra de Permitir Recetas a Enfermeras
a. Formación y Competencia: Algunos argumentan que, aunque las enfermeras tienen una formación avanzada, esta puede no ser tan exhaustiva como la de los médicos en términos de diagnóstico diferencial y manejo de condiciones complejas. La prescripción requiere no solo conocimiento farmacológico, sino también una comprensión profunda de cómo los medicamentos interactúan con diversas condiciones médicas. Nadie puede cuestionar que quien más capacitación tiene para los cuidades es la enfermería, que el médico es responsable de hacer un diagnóstico médico, valorar alternativas de tratamiento y prescribir lo que cada paciente necesita, en función de sus condiciones particulares, comorbilidades, etc. Y tampoco es discutible que la formación adquirida en 10-11 años no es comparable a la de 4 y, en caso de enfermera especialista, 6 años. En esto no creo que tengamos duda alguna.
b. Riesgos para la Seguridad del Paciente: Hay preocupaciones sobre la seguridad del paciente y el potencial de errores en la prescripción. Los críticos sostienen que la complejidad de las decisiones relacionadas con la medicación requiere un nivel de expertise que debería estar reservado para los médicos. En esto volvemos a lo dicho anteriormente, depende de hasta dónde se quiera llegar y qué limites pongamos.
c. Barreras Profesionales y Conflictivas: La expansión del rol de las enfermeras en la prescripción puede causar tensiones profesionales, bueno, mejor dicho, ya las ha causado, incluso he leído declaraciones de un responsable de enfermería que amenaza con denuncias a los médicos que cuestiones su capacitación. Las diferencias en la formación, la responsabilidad y la autonomía pueden llevar a conflictos entre médicos y enfermeras, afectando la colaboración en el equipo de salud. Lo peor es que, como es habitual, esta pelea entre profesionales condenados a colaborar y trabajar en equipo da la razón a los que piensan, me incluyo, que la propia Administración lo fomenta y, si nos peleamos entre nosotros, olvidamos lo que realmente importa, nuestro reconocimiento y mejoras laborales.
d. Necesidad de Supervisión Adicional: Para que las enfermeras puedan prescribir de manera segura, podría ser necesario un sistema de supervisión adicional, lo que podría introducir una capa extra de complejidad y potencialmente de burocracia en el proceso. Esto no sería así si el modelo que se implantara sería el de que cada profesional asume sus competencias y sus responsabilidades, no vale dejar prescribir, pero solo un poquito y siempre supervisado. En esto debemos exigir “que cada palo aguante su vela”.
4. Modelos Internacionales
En algunos países, como el Reino Unido, las enfermeras tienen la capacidad de prescribir medicamentos bajo ciertas condiciones y con un nivel de formación específico. Estos modelos muestran que, con la capacitación adecuada y sistemas de supervisión apropiados, la prescripción por parte de enfermeras puede integrarse de manera efectiva en el sistema de salud. Aunque a mí me da cada vez más miedo seguir insistiendo en replicar el modelo del NHS, un modelo en decadencia y que como nuestro SNS se debe resetear y actualizar en su totalidad.
5. Futuro y Recomendaciones
El debate sobre la prescripción de medicamentos por parte de las enfermeras no tiene una respuesta única, ya que depende en gran medida del contexto del sistema de salud y del nivel de formación de las enfermeras. La clave está en encontrar un equilibrio que maximice los beneficios para los pacientes, manteniendo altos estándares de seguridad y eficacia. Esto podría implicar un enfoque gradual, con formación continua para las enfermeras y una colaboración estrecha entre médicos y enfermeras para asegurar que las prácticas sean seguras y efectivas. Todo muy sencillo de escribir en un nuevo “libro blanco de la prescripción enfermera”, pero muy difícil de implementar.
En resumen, la cuestión de permitir que las enfermeras realicen prescripciones es compleja y multifacética. Implica no solo una consideración de las capacidades profesionales y la seguridad del paciente, sino también una evaluación del impacto en el acceso a la atención y la eficiencia del sistema de salud. Es esencial abordar esta cuestión con un enfoque basado en evidencia, teniendo en cuenta tanto los beneficios potenciales como los desafíos asociados. Y termino como empecé, “Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos, pero el que no pregunta permanece tonto por siempre”, mejor que nos preguntemos cinco minutos y parecer tonto, que no hacerlo y demostrar serlo continuamente. Yo me declaro tonto cinco minutos, o si es necesario 5 horas, semanas o meses.