La enfermería tiene motivos para estar profundamente decepcionada por el contenido del Real Decreto que ha aprobado el gobierno este viernes 23 de octubre, por el que se regula la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano por parte de los enfermeros.
El Real Decreto contraviene lo aprobado por unanimidad en el Congreso con la Ley de Garantías y Uso Racional de Medicamentos y Productos Sanitarios en el mes de diciembre del año 2009 y tira por tierra los trabajos desarrollados estos años para generar un consenso en torno a este asunto.
Hace poco más de 48 horas, el ministro no anunció a la mesa estatal de la profesión enfermera los cambios que pensaba introducir el texto del Real Decreto que se estaba trabajando desde hace tiempo. Ello ha hecho que la profesión se sienta traicionada.
Esta es una situación lamentable. Por una parte, por la decepción que va a sentir y siente ya una de las profesiones más relevantes y necesarias para la calidad asistencial. Se va a herir profundamente los sentimientos de casi 300 mil profesionales que están altamente identificados con las necesidades de los pacientes. Una herida injusta y por tanto, innecesaria.
Por otra parte, es una situación lamentable también por el hecho de que el texto aprobado puede vulnerar el espíritu y la letra de la ley aprobada por unanimidad en las Cortes generales. Ello nos va a llevar a una batalla jurídica de consecuencias impredecibles.
Finalmente, pueden resurgir elementos de confrontación profesional que no traerán nada bueno porque el nivel de consenso que se obtuvo en torno a los protocolos y guías para la indicación, uso y autorización de medicamentos que requieren receta médica se ha obviado por presiones injustificadas.
Tengo muy claro que el sistema sanitario está en deuda con la enfermería. Por muchos motivos. Entre otros, porque tenemos que adaptar el sistema pasando del curar al cuidar mediante una reorganización de nuestras estructuras y modos de funcionamiento y mediante una redefinición de los roles de la profesión enfermera.
Pero en el asunto de la "prescripción enfermera", el sistema lleva una deuda contraída que ahora el gobierno ha incumplido de una manera injustificable.
Me comprometo a reponer esta injusticia y a apoyar a la profesión en sus justas reivindicaciones como siempre he hecho. Será bueno para nuestra sanidad.
El cierre de la legislatura no puede ser más lamentable. Va a ser una legislatura para olvidar y ello nos condiciona a trabajar en la próxima ora reponer todos los atropellos y errores cometidos con tantos agentes sanitarios y en especial, con profesionales y pacientes.