Ha tenido una semana negra con el copago.
Primero, porque se ha conocido el informe del Consejo de Estado sobre el proyecto de copago para traslado en ambulancias, prótesis o dietoterápicos. Un informe que supone un demoledor alegato contra una medida mal planteada desde todos los puntos de vista. Hasta el punto es demoledor, que la propia ministra ha anunciado su decisión de suspender la aplicación de estos copagos.En segundo lugar, porque la presidenta de Castilla la Mancha y secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, ha decidido que los pacientes no paguen por los medicamentos de dispensación hospitalaria.
Según dice literalmente De Cospedal, “ningún ciudadano con una enfermedad grave debe tener un copago, (aunque solo sea de 4 euros) porque no hay nadie más vulnerable que quién tiene una enfermedad grave”.Ese argumento, copiado de los planteamientos que mi partido y yo mismo hemos utilizado para oponernos a la decisión de Mato de imponer un copago a medicamentos de dispensación hospitalaria, es un argumento contundente.
Pero no es que le haya dado a De Cospedal un ataque de buenismo para evitar dañar a los pacientes.Es más sencillo de entender. Le ha entrado un ataque de pánico electoral porque esta medida, que no sirve para recaudar y que puede dañar a los pacientes con más necesidades, es una medida que tiene un amplísimo rechazo entre la ciudadanía.
Y el Partido Popular teme el efecto de una medida sin sentido alguno en las próximas elecciones.De tal manera que Mato está pagando su pésimo asesoramiento en materia sanitaria en forma de desafección, no sólo de profesionales, pacientes y ciudadanos, sino en sus propias filas.
Los más relevantes responsables políticos del PP han anunciado no aplicar en la práctica este copago: De Cospedal, Ignacio González o Juan Vicente Herrera, por poner algunos ilustres ejemplos.Y es llamativa la contradicción entre De Cospedal y su consejero de Sanidad (Echániz) ya que mientras éste calificó de feliz idea el copago, ella lo califica como injusto e innecesario.
En fin, que vaya lío el que tiene montado Ana Mato en la sanidad y en su partido.Una gestión tan nefasta, que hasta la secretaria general del PP ha tenido que intervenir lanzando un misil político a la ministra del copago. Y de camino, ha condenado a Mato al fracaso más absoluto.