La creciente
resistencia a los antibióticos no es un asunto baladí. Algunos especialistas en salud pública aventuran que, si no se pone coto al abuso de estos medicamentos, en unas décadas se entrará de pleno en la que se empieza a bautizar como
era posantibiótica.
Las consecuencias resultan inimaginables, tal vez comparables a lo que sucedía
antes de los años 30 del siglo pasado pero con el agravante de que las bacterias se mostrarían
todavía más virulentas que antaño.
Por eso
El Mundo llama la atención, en su edición electrónica, acerca de
un antimicrobiano de amplio espectro, la tirotricina, al parecer presente como principio activo secundario en diversos fármacos que incluso se venden sin receta en España. La cuestión estriba, según advierten los autores de la reseña, en que naciones como Francia
han prohibido ese antibiótico precisamente para no inducir el desarrollo de resistencias.
Este compuesto forma parte de productos sanitarios de uso muy común. Por ejemplo, forma parte de
una pomada indicada para las hemorroides que, en efecto, se vende sin mayor problema en cualquier farmacia española.
Como éste, el texto cita otras varias sustancias que contienen la tirotricina que, además, se prescribe per se, como principio activo principal, en al menos
21 envases, según revela la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), a la que han consultado los periodistas.
El Mundo da así
un toque de atención a las autoridades sanitarias españolas, que a menudo pregonan el uso racional de los antibióticos y censuran el tratamiento con ellos de cuadros gripales, en especial en niños (como ha trascendido hace poco). Y es que los antimicrobianos no se limitan a las cápsulas que toma el paciente cuando padece amigdalitis.