EDITORIAL
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6 oct. 2014 22:49H
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La sanidad sigue siendo un notable factor de gasto en el conjunto de los servicios públicos. Esto no lo discute nadie, porque ahí están, año tras año -y este también-, los presupuestos de las comunidades autónomas, que son las responsables de prestar la asistencia, para corroborarlo. Ahora bien, no hay tanto acuerdo respecto al origen de las actuales dificultades económicas del sistema, y en ocasiones, los diagnósticos al respecto están muy alejados y hasta claramente enfrentados entre sí, como ha quedado de manifiesto en el Encuentro Global de Neumología, que ha organizado Sanitaria 2000, editora de Redacción Médica, este fin de semana en Segovia.

Los gerentes y directivos de la salud insisten en su idea de que intentar introducir cambios en el sistema es una labor titánica, cuando no una sencilla temeridad. Y sin reformas, la sanidad tiende endémicamente al exceso y puede que hasta el despilfarro. César Pascual, una de las voces más autorizadas de este colectivo, vicepresidente de Sedisa y gerente del Hospital de Valdecilla, ha realizado una intervención contundente, desoladora y muy crítica con los profesionales, empezando por los MIR, a los que ha acusado de estar educándose en el gasto, sin noción ni interés por la gestión más básica.

Rodeado de neumólogos, a Pascual no le han dolido prendas en sugerir que es la masa invisible de profesionales sanitarios la que impide cambiar el sistema, pues se encuentra apoltronada en un realismo figurado que es el que desactiva cualquier propuesta de mejora. Y ha puesto un ejemplo muy gráfico: el giro hacia la cronicidad de los servicios de salud, que se está dando sin evidencia alguna sobre sus resultados, y que de momento solo se está traduciendo en añadir nuevas estructuras asistenciales a las ya existentes, pero sin reorientar o transformar estas últimas. De hecho, Pascual ha aventurado que si no hay reformas de calado en los próximos años, será inevitable volver a bajar el sueldo a los profesionales.

Obviamente, el representante de los gerentes no iba a quedar sin respuesta, y tanto desde el propio estrado como desde el auditorio, se escucharon severas críticas a ese posicionamiento automático de tocar el bolsillo a modo de amenaza. A juicio de los neumólogos, como seguramente de muchos médicos, la culpa del incremento del gasto no la tienen ellos, sino los propios gestores sanitarios, desconocedores de una situación que deberían haber sabido anticipar, gestionar y finalmente solucionar. Si antes en la sanidad, todo era posible, y ahora no lo es, ¿qué pintan los profesionales en este cambio de criterio? ¿Acaso antes no había una decisión política tras cada una de las inversiones, cada una de las nuevas prestaciones, tras cada día que pasaba sin que nadie moviera un dedo por modificar un funcionamiento asistencial claramente mejorable? ¿Y por qué ahora parece haber dinero para solucionar errores mucho mayores que los cometidos en la sanidad? Desde luego, los profesionales, y particularmente los neumólogos, no se sienten responsables de que la sanidad haya llegado a un techo que ya no será posible traspasar. Los culpables son otros, y no creen que estén muy lejos de sus consultas.

En cualquier caso, y como subrayaba el representante de la industria tecnológica, Carlos Velasco, de Fenin, el todo es posible en gasto sanitario que hemos vivido ya no va a volver. Ahora los presupuestos son rígidos y escrupulosos, no tienen versiones ni dobles, y se realizan para cumplirse. De lo contrario, ahí estará la propia comunidad autónoma, con su presidente si es preciso al mando, como ha ocurrido en Aragón, con las destituciones de gerentes a la menor desviación del gasto. Y llegado el caso será el Ministerio de Hacienda, con Montoro a la cabeza, el que tomará cartas en el asunto.

Quizá esta nueva era en la posición inflexible de las administraciones públicas en torno a la evolución del gasto sanitario podrá de una vez poner fin a los problemas económicos que, de una manera u otra, siempre ha padecido el sistema, desde los tiempos de Fuentes Quintana y el Informe Abril. Ahora bien, es posible que se siga discutiendo sobre quién es el principal responsable de que el gasto sanitario, siendo mucho o poco, nos haya llevado a esta situación.   

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