El servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital clínico universitario de Valladolid ha puesto en marcha la primera unidad de alta resolución de la sanidad de Castilla y León (Sacyl) para el diagnóstico de la enfermedad nodular tiroidea. Este dispositivo asistencial sólo existe en cuatro centros en toda España y, en este caso, forma parte de un plan integral de atención de de la patología tiroidea coordinado entre atención primaria y atención especializada.

El mencionado plan unifica criterios de diagnóstico, tratamiento y seguimiento de enfermedades como el hipotiroidismo, hipertiroidismo, nódulo tiroideo y cáncer de tiroides, entre los dos escalones asistenciales (primaria y especializada), optimizando por ello los recursos del sistema público de salud y mejorando la calidad de la atención que recibe el paciente.

La glándula tiroidea tiene forma de mariposa ubicada en el cuello, justo sobre  la tráquea. Es la encargada de producir unas importantes hormonas que controlan el metabolismo. Si esta glándula no funciona bien, se pueden producir importantes alteraciones clínicas.

Si  el tiroides no es lo suficientemente activo, hablamos de hipotiroidismo (2-3% de la población), que puede provocar aumento de peso, cansancio o fatiga, intolerancia al frío, cara y párpados hinchados, así como un aumento del riesgo cardiovascular. Si, por el contrario, el tiroides es demasiado activo (hipertiroidismo) (1% de la población), el cuerpo tendrá más hormonas tiroideas de las que necesita, lo que puede provocar pérdida de peso, nerviosismo, acelerar la frecuencia cardíaca, arritmias, intolerancia al calor, etcétera.

Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de presentar una enfermedad tiroidea. Entre ellos destaca el sexo, pues las mujeres tienen de 6 a 8 veces más probabilidades que los hombres de desarrollar una afección tiroidea; la edad, ya que las personas de más de 50 años son más propensas; el historial de enfermedad tiroidea en la familia o en el propio paciente; y el tabaco.

Por otra parte, el tiroides pueden funcionar bien pero tener alteraciones en su morfología (nódulos), en casi un 20% de la población, que en un porcentaje pequeño pueden convertirse en cáncer (menos del 1%). Siendo importante realizar un diagnóstico precoz y rápido.

Con respecto al nódulo tiroideo, al tratarse de una unidad de alta resolución, es posible realizar el mismo día de la consulta la valoración clínica y analítica, así como una ecografía y, en caso de ser necesaria, una citología del nódulo. Algo que de manera convencional necesitaría como mínimo tres consultas clínicas diferentes. De esta manera, se acortarán los plazos del proceso diagnóstico del paciente, al obviarse la demora de la prueba de imagen (ecografía) y de la punción del nódulo tiroideo, pudiendo realizar todos estos procesos en una sola visita.

Actualmente, en el servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital clínico universitario de Valladolid se realiza el seguimiento de más de 700 pacientes con diagnóstico de cáncer de tiroides, con una incidencia en torno a 50 pacientes/año. Se calcula que en la unidad de alta resolución se atenderán 600 casos nuevos de nódulos tiroideos y 1.200 revisiones al año. Estas cifras, junto a la nueva dinámica de trabajo, darán como resultado una mejor atención a los pacientes (reduciéndose el número de exploraciones y el número de falsos negativos en citología), así como una menor demora asistencial.


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