Saltar del trabajo en el laboratorio con placas Petri a la investigación en animales para que su propio organismo muestre lo que no es capaz de generar la mano del hombre. Esa es la línea de investigación que lleva más de 10 años siguiendo el equipo que lidera
Juan Carlos Izpisúa en el Instituto Salk de California, con la que han arrojado un poco de luz sobre posibles soluciones a la falta de órganos disponibles para trasplantes.
En un entrevista que
publica el diario El Mundo este investigador explica el proceso de implantar células pluripotenciales -aquellas que se pueden convertir en células de cualquier órgano si escuchan las señales adecuadas- en un embrión de cerdo para
conseguir órganos con células humanas. El problema está en que aún no se saben cuáles son esas señales para que dichas células puedan fabricar un órgano concreto.
Mientras que en el trabajo en laboratorio apenas se ha avanzado -se ha perfeccionado la técnica para obtener células con condiciones realmente pluripotentes-, en el embrión el proceso sucede todos los días, de manera que la idea es usar esa información que éste les ofrece para mejorar y perfeccionar la diferenciación celular. Es decir, se ha convertido a los
cerdos en un laboratorio viviente.
"La clave es que sean capaces de integrarse en el embrión justo cuando se está formando y escuchar las señales dadas para que se diferencien en los más de 250 tipos celulares que constituye un organismo", señala el investigador. Es decir, las células humanas y porcinas tienen que hablar el mismo idioma para entenderse y
generar órganos, algo que cada vez está más cerca.