Desde Redacción Medica me hacen llegar la réplica al artículo de opinión '¿De qué hablamos cuando hablamos de nuevas especialidades?', que he firmado. De entrada, señalar que no me parece que debamos entrar en una cadena de réplicas y contrarréplicas. Sin embargo, creo que, igual que ustedes han querido puntualizar mis palabras, yo debo matizar las suyas.

Nuestro interés era que no debería entenderse esta discusión como una confrontación entre su sociedad científica, la nuestra y la del resto de las sociedades que tienen una opinión diferente a la Seimc. Por tanto, no me parece ni justo ni adecuado, ni se acerca a la realidad el primer párrafo de su escrito en el que señalan la oposición de la Medicina Interna a la creación de múltiples especialidades médicas. Llevo 33 años de internista y seis en la Junta Directiva de la SEMI y desde luego esto no ha sido así.

Por el contrario, su actitud sí ha sido la de no contar con nuestra especialidad. Por ejemplo, en el desarrollo del programa PROA y Pirasoa en Andalucía, bajo su dirección científica se convocaron a 11 especialidades médicas y de Enfermería, no incluyéndose a la Medicina Interna a pesar de que saben que uno de cada seis ingresos que se producen en hospitales públicos españoles se hace en los servicios de Medicina Interna.

La intención de la SEMI, que ahora tengo el honor de presidir, es la de ser lo más transversal posible y trabajar conjuntamente con otras especialidades médicas o quirúrgicas con las que tenemos mucho en común, esencialmente al paciente.

Tampoco comparto su comentario en relación con las tres sociedades de Atención Primaria. La Atención Primaria debe ser el eje del sistema, y tiene mucho que decir sobre el futuro del eje hospitalario. Su comentario refleja un pensamiento ‘hospitalocéntrico’ ya desfasado.


Los servicios sanitarios deberían basarse en los resultados en salud


Me resulta muy preocupante la valoración económica de la creación de la especialidad de Infecciosas. En su escrito reconocen la existencia de 100 Unidades y Servicios de Enfermedades Infecciosas por todo el país, cuando el número total de hospitales públicos en España está en cerca de 300. Quiere decir que en dos terceras partes de los hospitales no existen costes económicos en relación con Servicios o Unidades de Infecciosas. ¿Cómo puede sugerir que esto no supondrá ningún coste? Y más preocupación nos produce su comentario sobre que los “residentes solo tendrán que cambiar de nombre a su especialidad”. ¿En base a qué planificación sanitaria previa? ¿Hay un estudio de necesidades? ¿A qué especialidades se les puede “cambiar el nombre de la residencia” que han elegido en una convocatoria nacional? ¿Con qué criterios?.

Repito que nos parece muy importante dotar de reconocimiento administrativo a los profesionales médicos que se dedican a la atención de patologías infecciosas, muchos de ellos, compañeros nuestros internistas. Lo hacemos bajo lo que la LOPS permite mediante las áreas de capacitación específicas (ACE). Muchos de ustedes son internistas de formación y decidieron centrarse, una vez que tenían adquiridas las competencias en nuestra especialidad, en el campo de la patología infecciosa, como también lo han hecho otros en riesgo vascular, diabetes, colagenosis, enfermedad tromboembólica, alcoholismo, insuficiencia cardiaca, EPOC, etc., porque eso es lo que permite la formación global generalista, que partiendo del conocimiento general de la Patología Médica permite, tras unos años de formación en Medicina Interna, centrarse en un campo concreto. Y esto es exactamente lo que ocurre en 25 de los 27 miembros de la Unión Europea, donde las Enfermedades Infecciosas se consideran una subespecialidad o una segunda especialidad de una especialidad troncal. En 14 de ellos es necesaria la certificación en la especialidad de Medicina Interna antes de acceder a la formación en enfermedades infecciosas. Por tanto, consideramos que el desarrollo de una ACE en enfermedades infecciosas sería una medida homologable a la mayoría de los países de nuestro entorno de esta área del conocimiento y desde una perspectiva de la atención integral del paciente.

En el periodo de tiempo de 2005 a 2014 según datos del CMBD del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en los servicios de Medicina Interna dieron un total de 233.269 altas en la categoría diagnóstica de enfermedades infecciosas y parasitarias por las 18.536 dadas en los Servicios de Enfermedades Infecciosas. En relación con la infección por VIH, los Servicios de Medicina Interna dieron 58.649 altas por las 19.134 de los Servicios de Infecciosas. Cuando decimos que se ha planteado el debate de forma equívoca lo hacemos queriendo expresar que los servicios sanitarios deberían basarse en los resultados en salud. Me parece en este sentido de lectura obligatoria el informe 'Health At a Glance: Europe 2016', realizado por la OCDE, en el que indicadores muy importantes de resultado en patología infecciosa, como son la tasa de mortalidad por neumonía, el porcentaje de nuevos casos de VIH diagnosticados tardíamente, el porcentaje de casos de tuberculosis con tratamiento exitoso después de 12 meses, el porcentaje de nuevos casos de tuberculosis multirresistente, y en el volumen total de antibióticos prescritos, en todos ellos estamos mejor que la media europea.


Los ingresos de pacientes de VIH se deben a neoplasias, enfermedades digestivas y cardiovasculares.


En otro aspecto, según un reciente trabajo del año 2016, el número total de ingresos hospitalarios por infección VIH en España ha ido disminuyendo de forma progresiva y en el año 2013 está a la altura del año 1993; además, cuando analizamos los motivos de ingreso de estos pacientes en los últimos diez años, ya no son las causas infecciosas el principal motivo de ingreso sino las neoplasias, enfermedades digestivas y cardiovasculares. Por suerte, la infección por VIH en el momento actual se puede considerar también una enfermedad crónica. Tanto en este informe como en el artículo de The Lancet comentado previamente confirman que los indicadores de resultados en nuestro país son exitosos con el actual modelo de atención y eso se debe fundamentalmente a la implicación y formación técnica de nuestros profesionales.

Otro documento que nos parece muy importante es el documento 'Future Hospital: caring for medical patients' del Royal College of Physicians donde se habla de un modelo de atención generalista enfocado al principal desafío que tenemos en el momento actual y que es el abordaje de las enfermedades crónicas no transmisibles. La creación de nuevos servicios hospitalarios, lejos de seguir este modelo, contribuirán a fragmentar la atención de una población con múltiples comorbilidades. Han surgido documentos posteriores a éste que insisten en estos mismos aspectos organizativos.

A mí me gustaría que estas decisiones pudieran ser tratadas y discutidas en foros de profesionales como fue lo ocurrido en el Royal College of Physicians y que entre todos fuésemos capaces de plantear las mejoras necesarias para apuntalar nuestro sistema sanitario para las próximas décadas a pesar de las serias dificultades económicas por las que estamos atravesando. Nuestras opiniones pretenden exactamente esto, y no son anti-nada ni anti-nadie, igual de respetables que las expuestas por ustedes.

Les saluda atentamente,

Antonio Zapatero Gaviria

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