Redacción. Alicante
La implantación de la Medicina de Familia en la Universidad española es ya una realidad. En los nuevos Planes de Grado de Medicina, el 75 por ciento de las facultades ya la incorporan como asignatura obligatoria, aunque de forma heterogénea en cuanto a número créditos y denominación, y existen algunos Programas de Posgrado específicos. Así lo han señalado los profesionales de Atención Primaria (AP) que se han reunido recientemente en Alicante con motivo de la III Conferencia Medicina de Familia y Universidad, organizada por las tres grandes sociedades de primaria (Semfyc, SEMG y Semergen).
Domingo Orozco.
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No obstante, los médicos de Familia recuerdan que para que esto sea una realidad es necesario contar con un soporte organizativo suficiente para su enseñanza. Tal y como señala Domingo Orozco, presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad, “los profesionales de Familia deben poder incorporarse de forma estable al cuerpo docente del grado. Sin embargo, el modelo actual de acreditación y la tasa de reposición dificultan que la asignatura sea impartida por profesorado funcionario de esta especialidad (titulares, catedráticos)”. De hecho, las facultades que cuentan con médicos de familia impartiendo la asignatura no llegan al 20 por ciento.
En cualquier caso, subraya Josep Basora, presidente de Semfyc, que “podemos estar contentos por el camino recorrido, aunque no por ello debemos estar quietos. El objetivo es que las universidades que imparten la carrera de medicina cuenten con Medicina Familiar como asignatura obligatoria. Y es de agradecer y estamos muy satisfechos por haber contado en la Conferencia con la presencia del presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, así como de los decanos de la facultades de Medicina de la Universidad Miguel Hernández, Murcia, y de la Universidad de Valencia”. Además, los criterios de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (Aneca) para ser profesor de medicina no se lo ponen fácil a los profesionales de AP.
Por todo esto, Pilar Rodríguez Ledo, responsable del área de Universidad de la SEMG, apunta que “llegados a este punto es preciso establecer un marco nuevo en la relación entre la Medicina de Familia y la Universidad para seguir avanzando y normalizarla, de modo que el acceso no dependa ya de la voluntad de los profesionales implicados en ambas estructuras sino de la necesidad reconocida y real de cubrir, mediante los mecanismos oficiales establecidos para ello, la formación de los estudiantes en esta área generalista y transversal de la Medicina: que sea impartida por profesionales cualificados y acreditados de la propia especialidad y destinada a obtener estudiantes que al finalizar su grado sean pluripotenciales, una parte muy importante de los cuales se terminarán incorporando al entorno laboral de la MF”.
Logros y retos
La MF se encuentra en un proceso expansivo y de desarrollo profesional en todos sus ámbitos competenciales. Entre los logros destacan el hecho de que la mayoría de las universidades hayan incluido ya a Familia como una asignatura obligatoria dentro de la formación de grado, ya que permite que el alumno de Medicina vea esta especialidad como las otras y pueda conocerla durante su formación universitaria. “Pero aunque esto es un gran avance”, matiza Orozco, “la asignatura de Medicina Familiar debe ser impartida por profesorado funcionario de esta especialidad (titulares, catedráticos), algo que no sucede en todos los sitios”.
Según Rafael Micó, vicepresidente 2º de Semergen y responsable de Universidad, “el médico de Familia está en franca inferioridad respecto al médico hospitalario a la hora de acreditarse por la Aneca y acceder a profesor titular o profesor doctor. Este camino, lleno de obstáculos, pasa por modificar las condiciones de acreditación y el baremo de evaluación del futuro profesor. Sin investigación no hay publicación y sin publicación no hay Aneca”.
En este sentido, el presidente de la CN de la Especialidad hace hincapié en que los criterios de la Aneca apenas valoran la labor asistencial, ya que son comunes para toda la Universidad. “Pero en nuestro caso –añade- la mayoría de los profesionales son asistenciales, algo común a otras especialidades clínicas, por lo que además de la docencia y la investigación debería valorarse esta actividad. Y no solo eso, nuestro campo de acción es diferente al de otras especialidades médicas, por tanto es aquí donde está el reto”
En el caso concreto de la investigación, una actividad muy tenida en cuenta para ser profesor titular, Orozco recuerda que debería valorarse dentro del área de competencias de cada especialidad. “Las revistas de investigación de MF tienen un impacto no comparable con el de otras especialidades médicas, por lo que tendrá que valorarse el impacto dentro de su ámbito”, añade.
Los países que han conseguido un buen desarrollo de la AP y la MF presentan mejores indicadores de salud, mayor equidad y accesibilidad. “Por lo que es muy importante homogeneizar la implantación de MF en el grado. Vamos por muy buen camino y esta Conferencia ha sido un paso más para conseguirlo”, afirma Orozco.
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