David García. Madrid
Todos los profesionales médicos son conscientes de la importancia de mirar a sus pacientes a los ojos, de la comunicación no verbal al fin y al cabo. Y más si de lo que estamos hablando es de la Atención Primaria. Pero, ¿cuántos de ellos predican con el ejemplo?
Un estudio realizado en Estados Unidos pretende dar luz a esta duda y ha analizado cien visitas médicas a Atención Primaria y la relación del profesional con su ordenador y su paciente por, y esa es la clave del estudio, las nuevas formas de historias clínicas informatizadas se habían traducido en una menor interacción con el paciente.
El estudio identificada tres patrones diferentes del médico: uno que se centraba en la tecnología (en la historia clínica), otro que se centraba en el paciente, y un tercero que era una mezcla entre ellos.
Los resultados indican que en el grupo centrado en el primer grupo la consulta dura más pero la mirada mutua entre el paciente y el médico era mucho más corta que en los otros dos grupos.
No solo eso, sino que en este caso los médicos eran más proclives a cambiar su mirada hacia el ordenador cuando los pacientes les miraban a la cara y pasan más tiempo tecleando. Por su parte, los pacientes eran más propensos a mirar a otro lugar cuando los médicos miraban su ordenador, lo que podría ser un indicador de separación.
Benjamín Abarca.
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El asunto no es de poca importancia, muy al contrario, “es de suma importancia en las entrevistas”. Lo dice Benjamín Abarca, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales, que se muestra también categórico al respecto: “No mirar a los ojos del paciente despersonaliza la relación con él y se pierde una de sus esencias”.
Porque en España, la historia clínica informatizada, en el ordenador, provoca también los mismos problemas en la Atención Primaria.
“Todo comunica, la comunicación no verbal es importante porque transmite emociones y sentimientos, y el médico de familia tiene que estar preparado para ello”, dice Abarca, que ahonda más allá y apunta que según los estudios que se manejan, “el 80 por ciento de las dificultades que aparecen en las consultas tienen que ver con la transmisión de la información”, lo que pone de manifiesto, según Abarca, la prioridad de atender también a aspectos de la comunicación no verbal como la mirada a los ojos.
¿Qué se puede hacer al respecto? Benjamín Abarca es partidario de adaptar los sistemas informáticos de alguna forma para que no reste tanto la atención del profesional hacia el paciente.
Su propuesta no difiere mucho de las conclusiones del estudio norteamericano, que sugieren que las historias clínicas deben diseñarse de forma que se facilite una interacción positiva entre médicos y pacientes, como mantener la mirada mutua. El estudio propone también que se proporcione suficiente tiempo y entrenamiento a los médicos para que establezcan estilos de interacción efectivos y positivos.
En esta cuestión también está de acuerdo Benjamín Abarca, que aboga por una labor de concienciación por parte de los centros y explica que hay profesionales que para evitar esta despersonalización, toman notas en papel y lo añaden después a la historia clínica.
Según Abarca, un mismo mensaje del médico puede dejar impresiones diferentes en el paciente en función de cómo lo comunique el médico.
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