María Die Trill, especialista en Psicooncología en la Clínica Universidad de Navarra.
La creación de la
primera Unidad de Psicooncología en España en 1996, situada en Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, no hubiera sido posible sin
María Die Trill. La profesional venció todas las barreras administrativas y sociales para lograr que esta especialidad fuera considerada "
parte fundamental e integral del cuidado del paciente con cáncer". De esta manera, marcó el camino al resto de hospitales y clínicas que optaron por abrir este espacio posteriormente.
Hoy,
26 años después, Die Trill, que trabaja actualemente en la Clínica Universidad de Navarra, recuerda en esta entrevista para
Redacción Médica los obstáculos con los que se encontró y señala que
la situación ha cambiado mucho, aunque la sanidad pública sigue teniendo un
"déficit significativo" de psicooncólogos. "Ahora debemos afrontar otros retos como subsanar la falta de cuidadores, facilitar el trabajo de los profesionales en entornos sanitarios y sociales hostiles; y adaptarnos a las necesidades de los pacientes y el
desarrollo de la tecnología", apunta la especialista.
Hace un mes, como
reconocimiento a su trayectoria profesional,
Die Trill ha recibido el premio Arthur Sutherland de la Sociedad Internacional de Psicooncología (IPOS, por sus siglas en inglés), convirtiéndose así en la primera española en lograrlo.
¿Cómo fue crear la primera Unidad de Psicooncología en un hospital público en España? ¿Con qué obstáculos se encontraron?
En aquellos años no se consideraba la Psicooncología como parte fundamental e
integral del cuidado del paciente con cáncer. Apenas había conciencia de la necesidad de un profesional que se centrara en
humanizar este cuidado del paciente oncológico y de su familia, fue gracias al apoyo del Departamento de Oncología que la Unidad salió adelante. Las
barreras administrativas también impedían el crecimiento profesional y el de la Unidad.
¿La situación ha cambiado mucho en estos años? ¿Existe un déficit de psicooncólogos en la sanidad pública?
Sigue existiendo un
déficit significativo de psicooncólogos en la sanidad pública, que, en parte, lo cubren los psicólogos de la Asociación Española Contra el Cáncer, pero no debería ser así. Debería haber
más de un psicooncólogo en los grandes hospitales públicos para que estos profesionales puedan colaborar con los equipos hospitalarios e
integrarse como parte de ellos; y también para
facilitar el apoyo psicológico a los pacientes que acuden al hospital para ingresar o recibir sus tratamientos contra el cáncer.
¿Esto puede influir también en la evolución de la enfermedad?
Los psicooncólogos estamos implicados en muchos aspectos de la
prevención del cáncer: planes de tabaquismo, programas de screening de cáncer, etc. Además, contribuimos con nuestras intervenciones a
mejorar la calidad de vida de los pacientes y controlar las reacciones depresivas. Todo ello puede
reducir la adherencia a los tratamientos oncológicos, hay que tener en cuenta que la falta de seguimiento del tratamiento podría afectar adversamente al curso de la enfermedad.
"El cáncer es una enfermedad familiar y el psicooncólogo debe saber trabajar con todos los miembros"
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¿Esta terapia psicológica es solo para los enfermos o también para sus familiares?
Siempre he dicho que el cáncer
es una enfermedad familiar, afecta a todos los miembros. Nadie en la familia se queda indiferente ante la confirmación diagnóstica en uno de sus miembros. El psicooncólogo debe tener conocimientos suficientes como para sabe
r trabajar con las familias, para quienes este tipo de servicio debería estar siempre disponible a lo largo del proceso de enfermedad.
Ha sido la primera española en recibir el premio Arthur Sutherland de la Sociedad Internacional de Psicooncología (IPOS, por sus siglas en inglés). ¿Cómo ha vivido el conseguir este reconocimiento?
Este premio es un
reconocimiento internacional a toda una carrera profesional dedicada a la Psicooncología. Únicamente lo hemos
recibido 24 personas desde su creación hace 40 años. Estoy muy agradecida a mis pacientes que tanto me han enseñado y que
me han permitido ayudarles y acompañarles en procesos médicos altamente complejos. Es un
aliciente para seguir ayudando e investigando en este campo.
¿En qué momento suelen acudir los pacientes a los profesionales como usted?
La atención psicooncológica debería estar disponible para pacientes y familiares
a lo largo de todo el proceso oncológico, desde el momento en que aparecen los primeros síntomas, hasta la etapa final de vida o de supervivencia; pasando por el diagnóstico, el tratamiento, y la recidiva. Hace varios años los pacientes acudían a consulta
buscando ayuda en el proceso final de vida. Actualmente, los índices de supervivencia por cáncer han aumentado de manera significativa y nos encontramos con más personas que acuden a pedir ayuda a Psicooncología o bien durante el curso del tratamiento, que suele ser agresivo; o bien al finalizar éste, cuando entran en una
etapa de supervivencia del cáncer y deben afrontar una vida diferente, a veces con la carga de secuelas y toxicidades que han producido la enfermedad y/o los tratamientos.
¿En qué medidas las variables psicosociales pueden prevenir el cáncer?
Todavía no tenemos ninguna evidencia científica de que el
estrés, los disgustos o las preocupaciones produzcan cáncer. Hay muchas personas que han sufrido
acontecimientos dolorosos y que no tienen cáncer, y también hay personas que no han sufrido y lo tienen. No existe tampoco un
tipo de personalidad determinada que predisponga a nuestros pacientes a desarrollar la enfermedad.
"Debemos tener una mayor implicación política, definir el perfil del psicooncólogo e incluirlo en los programas sanitarios que tratan el cáncer"
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¿Cuáles son los próximos retos de la Psicooncología?
Proporcionar un
cuidado equitativo y hacer que nuestros servicios e intervenciones puedan llegar a los pacientes oncológicos
en todos los rincones. Existen muchas diferencias en la disponibilidad de psicooncólogos en el mundo. Hay que aprender a funcionar en
entornos multiculturales, dado que cada vez nuestra población se mueve más en busca de los mejores tratamientos.
Tenemos que ayudar a pacientes con cáncer a afrontar
retos adicionales a la enfermedad, como hicimos durante la
pandemia del Covid-19 o la guerra de Ucrania, para proporcionar atención médica y psicooncológica a lospacientes refugiados. Ahora debemos afrontar otros retos como la falta de cuidadores, desgraciadamente las familias no siempre se quieren ocupar ya de sus enfermos;
facilitar el trabajo de los profesionales en entornos sanitarios y sociales hostiles; y adaptarnos a las necesidades de los pacientes y el desarrollo de la tecnología, por ejemplo, con la teleterapia.
Por último, tener una
mayor implicación política, definiendo el perfil del psicooncólogo e incluyendo la Psicooncología como parte de los
programas sanitarios que tratan el cáncer.
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