Un camión acelera y arrolla a una decena de ciudadanos. Las imágenes, recogidas en las redes sociales, recuerdan los atentados terroristas de Francia y Suecia, pero detrás del volante no está ningún extremista religioso, sino un oficial de la
Guardia Nacional Bolivariana que intenta acallar las protestas en las calles de
Caracas (Venezuela). Todo se transmite a tiempo real en los dispositivos móviles y
Alejandro [nombre ficticio ya que ha preferido guardar su identidad], sabe que, en solo minutos, el improvisado hospital de campaña de la
Cruz Verde se llenará de heridos por los efectos de los gases lacrimógenos o el impacto de las balas que son disparadas por las fuerzas de seguridad y grupos paramilitares adeptos al gobierno de
Nicolás Maduro.
El equipo de Cruz Verde con uno de los heridos.
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Los profesionales sanitarios cuentan con más imaginación que recursos para tratarles. Los últimos datos oficiales estimaban la
tasa de desabastecimiento de material médico en
un 86 por ciento, una cifra que se ha ido agudizando durante los últimos años y los efectos más despiadado de una economía que, para 2017, se prevé volverá a caer en un 7,4 por ciento
(la peor de toda la región). De ahí, que la
Federación Médica Venezolana apunte que solo está disponible el cinco por ciento de los recursos y fármacos necesarios para realizar una operación con normalidad.
“Trabajamos con lo que tenemos. Que, a decir verdad, es bastante poco”, ratifica el profesional sanitario a
LA REVISTA de Redacción Médica. “Es normal que tengamos que improvisar, atender a los heridos con los
escasos suministros que llegan a nuestras manos y que,
en su totalidad son donativos que recibidos dentro del país o que provienen de otros venezolanos que están en el exterior, pero se solidarizan con lo que está ocurriendo en el país”. Con el objetivo de ayudar en el momento, el grupo de
Cruz Verde se integra a las manifestaciones en tres puntos clave: el ‘rojo’, a 100 metros de la presencia de los antidisturbios; el ‘naranja’, a 200 metros; y el ‘verde’, a partir de los 300 metros.
El médico, destinado al área quirúrgica, recuerda que “nuestro esfuerzo responde a un
código ético de ayudar a todos los ciudadanos,
indiferentemente de su color político o de cualquier otro aspecto distintivo”, haciendo referencia a las veces que han tenido que atender a los agentes de las fuerzas de seguridad del Estado. Sin embargo, el mayor riesgo recae en las poblaciones de riesgo, como son
los ancianos y los niños.
Dos profesionales de Cruz Verde en la manifestación.
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“Los niños y los mayores son los que más padecen los efectos de, por ejemplo, los gases lacrimógenos. Es común encontrar
casos de asfixia o de complicaciones respiratorias, que se pueden agravar debido a que algunas de las bombas empleadas por la Guardia Nacional están caducadas y su efecto químico es aún más dañino para el paciente”, ha puntualizado. Es importante recordar que, al día, se pueden utilizar u
nas 900 bombas lacrimógenas [incluso lanzadas desde helicópteros], por lo que su alcance en números de personas es bastante elevado.
El volumen de pacientes es insostenible. Solo entre abril y mayo se han registrado un total de
717 heridos por las manifestaciones, muchos de los que han tenido que volver a los centros de salud los días posteriores a las manifestaciones, debido a que la falta de medicamentos hace que la recuperación sea incompleta y fuerce
un reingreso. En este sentido, se sobrecarga un sistema sanitario que, por sí solo, ya carece de la infraestructura básica para atender el flujo regular de población que reclama una
asistencia clínica mínima.
AGREDIDOS POR AYUDAR
Cascos blancos y cruces verdes
Ante las carencias del sistema sanitario venezolano, un grupo de Primeros Auxilios de la Universidad Central de Venezuela ha fundado la brigada ‘'Movimiento Cascos Blancos y Cruces Verdes'. Un movimiento que, conformado por médicos, odontólogos, estudiantes de Medicina y personas con conocimientos en primeros auxilios, recorre las calles de Caracas para dar asistencia médica a los heridos y lesionados de las protestas y manifestaciones en Venezuela. Si bien no logran frenar el volumen de lesionados que llegan a los hospitales, sí ofrecen una primera atención para aquellos casos más leves y de rápida solución.
El médico venezolano reconoce que “
es una labor complicada”. Durante las últimas fechas se ha evidenciado que existe una cantidad de heridos superior a los medios disponibles, por lo que es necesaria la ayuda de todas las personas que estén cerca o de un envío a los centros más cercanos que ya están sobresaturados. Una labor que se hace aún más cuesta arriba cuando los profesionales de Cruz Verde
reciben los ataques de la Guardia Nacional Bolivariana, ya sea con el uso de gases, de perdigones o de amenazas verbales por curar a los manifestantes. “
Es muy complicado tratar de suturar una herida cuando no puedes ver o respirar con normalidad”, sentencia.
Alejandro vivió la experiencia, personalmente,
el pasado 3 de mayo. “Estábamos con el cuidado de los heridos cuando nos lanzaron gases lacrimógenos. Al intentar movernos, nos
inmovilizaron los vehículos que tenemos destinados para trasladar a los pacientes y, en medio de toda la situación, algunos funcionarios de la Policía se dedicaron a
robarnos los recursos que teníamos con nosotros”, recuerda. De esta manera se desarticuló una de las unidades dedicadas al cuidado de los venezolanos.
Este no es el único caso. La búsqueda de ‘castigar’ a los manifestantes opositores ha llevado a lanzar gases en las inmediaciones de hospitales y centros sanitarios, lo que ha generado situaciones de
pánico e incertidumbre, como ocurrió en el
Hospital Materno Infantil Hugo Chávez, donde los altercados obligaron a la evacuación nocturna de
54 niños que se encontraban hospitalizados.
El presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, también ha denunciado casos de médicos agredidos por las fuerzas de seguridad después de que recibieran medicamentos provenientes de las donaciones internacionales que se han gestionado
desde las ONG. “Aún no hemos padecido amenazas directas, pero sí hemos sido testigos del uso inadecuado del equipo policial, como disparar una lacrimógena en el pecho de un manifestante, así como otros
artefactos como látigos o disparo de canicas en lugar de perdigones”, precisa.
A FAVOR DEL CAMBIO
Uno de los heridos durante las últimas manifestaciones del país.
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A lo largo de las manifestaciones ciudadanas es común encontrar a grupos de personas con batas blancas. Las insostenibles condiciones del sistema sanitario producen un rechazo a las
políticas implementadas en el sector, por lo que solicitan un cambio en las trabas impuestas para la
adquisición de medicamentos en el extranjero, así como de aquellas que han frenado la producción nacional, lo que ha condicionado a los centros a trabajar con escasez de herramientas y equipos obsoletos que, además, suelen averiarse por
los cortes de luz constantes que afectan a todas las ciudades del país.
En el hospital de campaña, Alejandro sigue los acontecimientos desde las redes sociales, consciente de que, en el momento más imprevisto, los ánimos se vuelvan a alterar y se produzcan
los primeros caídos. Sus manos y conocimientos serán fundamentales para que cada uno de los casos pase a engrosar el número de heridos y no el de
los 40 asesinados que, hasta la fecha, ya se han contabilizado en el país caribeño.
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