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A pesar de echar de menos su Atlántico natal, Carlos Teixeira reconoce que se siente como en casa en Madrid

Carlos Teixeira, director general de Teva en España y Portugal.


24 jun. 2017 20:00H
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POR @EDUORTEGARM
A pesar de que España no deja de ser un país extranjero para un lisboeta con ‘saudade’ de su viejo conocido el Atlántico, Carlos Teixeira se siente como en casa en Madrid. Apasionado jugador de ajedrez e hincha del Oporto (sin remedio: “no puedes cambiar el club de tu corazón”), la carrera del director general de Teva en España y Portugal en el ámbito de la sanidad es fruto, hasta cierto punto, de la tragedia y de un afán por “poder aportar algo a la sociedad”.
 
Lleva ya unos años en España. ¿Cómo va ese español?

Bueno, nunca he tomado clases de español. Eso sí, en la compañía tengo más de 1.000 profesores, puesto que mis compañeros me corrigen cuando hablo mal.

¿Entonces para negociar precios de medicamentos se emplea un lenguaje internacional?

(Risas) No, la verdad es que cuando vamos al Ministerio siempre hablamos en español. Pero lo suelo entender todo. Y cuando no lo hago, siempre hay gente amable que me lo explica. Bueno, y también hemos trabajado con gallegos, que en mi caso lo hacen todo mucho más fácil. En cualquier caso, cuando no entiendo algo me encuentro siempre con una amabilidad y una simpatía extremos. Pero me sigo sintiendo más cómodo con el francés o con el inglés que con el español.

Creo que es lisboeta.

Sí, nací en Lisboa hace 59 años, aunque mi familia es de Vila Real, al norte del país.

Antes de entrar en la industria farmacéutica, usted comenzó su carrera como médico de Interna y de Urgencias. ¿Por qué estudió Medicina, algún familiar que le inspirara a ello?

Para nada. Fue una decisión personal. Cuando estaba en el colegio, quería ser ingeniero de máquinas, y mis notas de matemáticas y física siempre fueron súper buenas. Pero cuando tenía 17 años, mi madre murió delante de mí. Eso me marcó mucho y fue lo que me hizo estudiar Medicina, para poder aportar algo a la sociedad .

¿Qué recuerdo guarda de su madre?

Era una mujer muy diplomática y trabajadora, que emigró del norte de Portugal a Lisboa y que siempre lograba generar consenso familiar. Con una familia con cinco niños no le quedaba otra. Yo soy el más joven de sus hijos, tengo sobrinos más viejos que yo.  Las madres y las abuelas españolas y portuguesas han sido capaces de conducir y alimentar a sus familias haciendo una cocina fantástica… Me acuerdo de eso, y de su inteligencia.

¿Qué ocurrió para que dejara la medicina y pasara a trabajar en la industria farmacéutica?

Cuando acabé la carrera, ya tenía experiencia en Urgencias, ámbito en el que llevaba trabajando desde cuarto de Medicina. El trabajo de Urgencias y de Interna es muy intenso. Bueno, es algo que ya han mostrado series como ‘House’. Pasamos muchas noches en el hospital, en un estrés permanente, luchamos en el filo de la vida y la muerte del paciente… Es un trabajo altamente desgastante.

En un momento dado, yo estaba participando en un estudio clínico desarrollado por Beachum, y fueron ellos los que invitaron a trabajar en la compañía. Es verdad que las condiciones financieras y de intensidad de trabajo eran muy diferentes. No trabajas de noche, que es algo que con los años acaba desgastándote mucho y apartándote de la familia, de los amigos, estás siempre en el hospital… Era una vida muy complicada. Aparecíó esa oportunidad y yo la cogí para experimentar. Y he de reconocer que me gustó mucho. Después de Beachum pasé a Glaxo, donde hice mucha investigación en asma, en ensayos clínicos… Fue un momento muy interesante desde el punto de vista médico. Luego la compañía se fusionó dando lugar a GlaxoSmithKline (GSK) y me invitaron a ser director comercial en de GSK en Portugal. Luego surgió la dirección general en Teva y esta oportunidad que estoy viviendo en España.

¿Le costó adaptarse al mundo del genérico?

Sinceramente, sí. Fue una experiencia muy interesante. Cuando representas al genérico supones para el Ministerio de Sanidad como un aliado, pero si eres un innovador, no es que seas el enemigo, pero sí eres visto como un adversario, alguien que genera coste. Siempre fue más fácil desde los genéricos que desde los innovadores la negociación de precios. También es verdad que el mercado ha evolucionado muy rápidamente en este tipo de medicamentos, y ahora se encuentra en la dinámica entre paciente y farmacia. El médico decide el principio activo, la molécula, pero son la farmacia y el paciente los que deciden qué marca se va a tomar.

¿Cómo se siente en Madrid?

 Pues la verdad es que no me siento nada extranjero por aquí. Al contrario: es como si estuviera todavía en Portugal. Primero, las personas son súper amables. Segundo, entiendo lo que se habla. Tercero, se come bien como en Portugal. Cuarto, el clima es parecido… Además la interpenetración entre clínicos y farmacéuticos en Iberia va por delante de la integración política.

¿Apoya usted entonces un proyecto como el defendido por Saramago, una gran ‘Iberia’ que integre a Portugal y España en un único país?

Es muy complicado responder a esta pregunta. Hay ámbitos en los que esto está ocurriendo, y varios de ellos están mucho más adelantados que en el campo político. Pero desde el punto de vista emocional no me parece adecuado. Podría generar más 'anticuerpos' de los que ya hay a que ambos países colaboren. Tenemos mucho trabajo que hacer.  El otro día me dijeron que Portugal compra a España tres veces más que a Estados Unidos. La integración económica es muy grande. La colaboración entre profesionales es cada vez mayor mediante encuentros, congresos, etcétera. En cambio, la suma desde el punto de vista político no me parece que aporte valor. Pero desde el punto de vista económico y social tenemos que hacer mucho más.

UN SURFERO AFICIONADO
Una de las pasiones para las que siempre encuentra un hueco Carlos Teixeira en su país es el surf. “Es una afición que me viene de mi sobrino. Tenemos una casa en Caparica (Lisboa), con unas olas fantásticas. No es como el Mediterráneo, donde no hay olas. Siempre había querido hacerlo, y lo hago con él”.
 
Hace hincapié en que Portugal es una de las mecas del surf en Europa, y no solo porque sea “un país barato y con sol para hacer este tipo de turismo”. Pone de ejemplo, “Nazare, al norte de Lisboa. Allí hay un accidente natural bajo el agua, un cañón subacuático que cuando se generan las olas, como se va estrechando, se aceleran. Ello provoca olas de 40 metros. Está claro que yo no voy a surfear esto, pero hay otras playas con muy buenas olas”.
¿Qué es lo que más le choca de España?

 A ver, el estilo de negociación en Portugal es más anglosajón, porque es más rápido y efectivo en las decisiones. Esto se debe a que hay pocos recursos y la gente está acostumbrada a tomar decisiones sin tener el cien por cien de la información. Además, aquí la gente tiene una necesidad de protagonismo muy grande, y todo el mundo quiere hacer su apunte, su aporte o matiz a un tema. Y eso provoca que se salga del tema principal y que el proceso de decisión sea menos eficaz.

Tan solo hay que ver la situación actual. Tenemos una inercia política en la decisión porque hay 17 comunidades autónomas y todas quieren interferir en el proceso. En Portugal hay un gobierno nacional y dos regiones autónomas, y la decisiones se implementan más rápidamente. No es una crítica negativa, es que en España hay más diversidad.

¿Ha adoptado alguna costumbre de nuestro país que antes no tuviera?

Bueno, la verdad es que ya me faltan las palabras en portugués. La gente me dice: “Carlos, tú ya no sabes portugués”, cuando vuelvo a mi país. Además reconozco que el pueblo español es más alegre. Los portugueses somos más tristes. No sé por qué, pero así es. La gente aquí es mucho más alegre, mucho más divertida. Tengo la impresión de que disfruto más de la vida.

¿Usted no siente la 'saudade' portuguesa?

Si tengo que ser sincero, no. Solo siento 'saudade' de una cosa: del mar.  A la gente que vive en Barcelona, Valencia y Cádiz también le pasa.

¿Cómo definiría usted la ‘saudade’ a un español?

 Es difícil hacerlo. Es una palabra que tiene una sonoridad y dimensión emocional tan grande… No existe en español, porque no es nostalgia. No es suficiente. 'Saudade' es un poco de historia. Es una palabra inventada por los navegantes y que está relacionada con la tristeza del destino. No sabría cómo definirla.

Es aficionado al ajedrez. Pongamos que el sector farmacéutico es un enorme tablero. ¿Qué pieza representaría al medicamento genérico y qué pieza representaría a Teva?

El medicamento genérico es el peón. Es la masa crítica, es un instrumento de defensa tremendamente importante de las otras piezas. Si como ministro de Sanidad no usas los genéricos para contrarrestar los costes de la innovación, no vas a lograr dar una asistencia a tu población. Es un instrumento importante en el frente de batalla. Y Teva sería claramente un caballo. Permite saltar encima de piezas y se mueve como un híbrido. En este sentido, es como nosotros, que hacemos genéricos e innovadores. Es la pieza que mejor define la foto y versatilidad de Teva.

Teixeira en un momento de la entrevista.

Teixeira en un momento de la entrevista.

¿Qué ha pasado en el ajedrez mundial en el último año, que de repente ha saltado a las portadas de los periódicos?
 Es verdad que es un juego que ha estado muy olvidado por la gente, a pesar de los enfrentamientos entre Kasparov y Karpov y la recordada partida de Reikiavik de 1972, entre Bobby Fischer y Boris Spassky. ¿Sabe una cosa? No sé cómo se hará ahora, pero yo aprendí a jugar ajedrez en la Escuela Primaria, con siete años. No sé si esto se ha perdido, pero en mi opinión es un juego muy útil para pensar y probar y poner en práctica la evolución cognitiva.

Creo que siente usted un vínculo especial con África.

Sí. Es un sentimiento transversal en toda la sociedad portuguesa. No hay prácticamente ninguna familia que no haya tenido una persona que haya vivido en África. Por  ejemplo, el padre del actual presidente de Portugal fue el alcalde de Maputo, en Mozambique. Su infancia la pasó allí. El África está en el ADN de los portugueses. Angola, Mozambique… La relación es de muchos años. Yo estuve allí cuando era joven, vivían allí mis hermanos. Estuve cuatro meses en Angola. La noción del tiempo y del espacio en África es muy diferente a la de Europa. Todo es muy distante, todo está muy lejos… Cuando estás en París estás muy cerca de Bruselas, muy cerca de Munich, muy cerca de Londres… En África para irse a cualquier lado, lo mínimo son 400/ 500 km. Esta relación ha pervivido también porque existe la Comunidad de Países de Habla Portuguesa (CPLP).

La relación se mantiene a nivel político como prioridad. Hasta hace dos años ha habido una ola de emigración sobre todo a Brasil y Angola, por la crisis. También ha habido mucha relación cultural y a nivel deportivo. No te puedes imaginar la cantidad de africanos que juegan en clubes de fútbol portuguéses. Por ejemplo, Eusebio nació en Mozambique y Pepe nació en Brasil. También hay una excelente relación clínica y médica.

EN CORTO
Libros de cabecera
'Start-Up Nation' y 'Moving Mountains'.

Una película
'Kramer contra Kramer'.

Una canción
'The Wall'.

Una ciudad para vivir
Lisboa.

Una ciudad para viajar
Nueva York.

Un objeto imprescindible
Mis gafas.

Un personaje de su vida
Mi madre.

Un personaje histórico
El rey emérito Juan Carlos y Vasco de Gama.

Un equipo de fútbol
El Oporto.

Un lema
'In God we trust all others must bring data' (en Dios creo, pero el resto me tiene que traer datos).

¿Qué le hace feliz?
La posibilidad de darle algo a la sociedad.

Aun así, la descolonicación fue un proceso dramático en su momento. ¿Cómo se vivió?

Retornó cerca de un millón de habitantes. Eso fue duro. Pero la integración de la población fue un gran éxito.  Imagine usted que 4,5 millones de personas llegan de repente a España. Sería una disrupción enorme.  Demostró una gran capacidad emprendedora de las personas que llegaban y una gran capacidad de las familias de absorberlas.

Pero hoy, pasados 30 años, las heridas están sanadas. Había una gran animosidad contra la izquierda portuguesa porque los intereses de las personas no se garantizaron en la descolonización. Muchos de los que vinieron llegaron sin nada, solo con la ropa en sus cuerpo, dejándolo todo atrás. Y muchos murieron cuando intentaban huir a Portugal. Dos primos míos murieron cuando intentaba huir por Ruanda, de hecho.

Otra afinidad entre Portugal y España es la gran afición al fútbol que hay en ambos países. ¿Cómo un lisboeta como usted ha acabado siendo del Oporto?
 
En la vida se puede cambiar en muchas cosas. Puedes cambiar de casa, de pareja, de sexo… Pero no del club de tu corazón. Mi familia es del norte, y mi padre particularmente de Oporto. Yo era un niño muy irreverente y ser del Oporto era, además, como estar en contra del equipo de la capital y ser parte de mis raíces. Es el club de mi corazón. ¿Tú de qué equipo eres?

De otro blanquiazul, del Tenerife.
Ahí el Madrid perdió dos ligas.

Pero no hemos ganado varios títulos nacionales e internacionales, como ustedes. ¿Tiene esperanzas el Oporto de alcanzar de nuevo un triplete a corto plazo?
¡Ojalá! Veremos. Pero lo cierto es que conducir un equipo de fútbol es un reto muy interesante. No es diferente en los términos de liderazgo a dirigir una empresa.

En estas condiciones... ¿Está entre sus sueños dirigir al Oporto?

¡Pues claro! Pero es imposible, nunca he sido jugador profesional.
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