Celia Martínez, enfermera, estuvo curando las heridas de vecinos tras el paso del fenómeno meteorológico

Una enfermera explica que no puede ir a trabajar el hospital a causa de la DANA.


5 nov. 2024 7:00H
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“¡Madre mía, se está desbordando el barranco del poyo!”. Este fue el mensaje que Celia Martínez, enfermera, recibió de una amiga de Paiporta diez minutos antes de que la tragedia llegará a los pies de su edificio. “Me asomé al balcón y vi cómo un montón de agua mezclada con ramas y de color marrón inundaba mi calle”, ha recordado. Como ella, miles de personas continúan luchando por recuperar lo que algún día fue su vida antes de que la DANA devastara varios municipios valencianos. “Mi entorno ha quedado destrozado y algunos vecinos tienen que empezar de 0”, ha lamentado esta vecina de Benetúser, uno de los pueblos más afectados por el fenómeno meteorológico.

Tras el ‘shock’ inicial, llegó la oscuridad. Como si de una película de terror se tratase, las luces de las farolas se apagaron y solo se escuchaba el sonido de las alarmas del coche, los gritos de la gente y el incesante ruido del agua bajando por su calle. “Yo estaba muy asustada”, ha reconocido a Redacción Médica. De hecho, esta experiencia le ha generado un miedo a la oscuridad del que no sabe si podrá recuperarse algún día.

Después de pasar una primera noche que jamás olvidará, al día siguiente se organizó junto a sus vecinos para hacer un reconocimiento de la zona y empezar a limpiar los bajos a los que podían acceder. “Algunos incluso no se puede todavía porque hay coches estampados”, ha afirmado. Además de las labores de limpieza, su formación como sanitaria también fue fundamental para poder atender a los heridos que iban apareciendo.

En este sentido y todavía sin dar crédito a lo que había ocurrido, Martínez andaba por su calle con un botiquín ayudando a las personas que presentaban golpes y heridas. “Normalmente tenían cortes en manos y pies provocados por cristales, maderas o ramas, y utilizaba clorhexidina, apósitos y Betadine para curales”, ha explicado.

La calle donde vive Celia Martínez tras siete días del paso de la DANA.


Actuación sanitaria en un municipio afectado por la DANA


Ese primer día no será fácil de olvidar. En este sentido, esta enfermera subraya que se le pone la “piel de gallina” al recordar cómo los vecinos que iba a ver cómo habían quedado sus bajos se "desmayaban" al ser conscientes de su realidad. "Yo acompañaba a los profesionales del Ericam, pero estos me dijeron que dejase de lado mi faceta sanitaria porque ya tenía bastante con lo que me había tocado, y que me fuese a ayudar a mi gente”, ha incidido.

De hecho, se tranquilizó y pudo centrarse más en ayudar a su familia, amigos y vecinos al ver que varios voluntarios sanitarios de todas partes de España no tardaron en llegar. “Había técnicos de ambulancias, médicos, enfermeros…Cada vez venían más compañeros a ayudarnos”, ha resaltado.

El lodo provocado por la DANA, un peligro de salud pública


Tras una semana de tragedia, Martínez ha explicado que algunas calles están con menos barro gracias al esfuerzo de vecinos y voluntarios, pero los ‘trastos’ de las casas de aquellos que viven en las plantas bajas todavía están apilados en las aceras. “No os podéis imaginar la cantidad de desechos que hay. En mi calle no han quitado todavía nada”, ha lamentado.

Precisamente esta situación está generando lodo alrededor de los sofas, muebles o sillas 'tiradas' en las calles. Y eso no es lo peor, también está apareciendo en las tiendas de alimentación o en las propias carnicerías del barrio. “Hay sitios que es un horror y huele a putrefacción”, ha reconocido. Esta situación, según añade Martínez, es un claro peligro para la salud pública bastante importante por las bacterias que se trasmiten. 

Riesgos de salud pública tras la DANA


No es el único riesgo para la salud pública que ha alertado esta sanitaria. El agua contaminada y la infinidad de animales muertos tras la DANA que se encuentran descomponiéndose en las calles son amenazas importantes que hay que tener en cuenta. "Estamos en una zona de mucho peligro de infecciones por bacterias", ha subrayado. 

Por estos motivos, esta enfermera advierte de que es "muy importante" que los ciudadanos que estén con labores de limpieza vayan protegidos con mascarillas, guantes de jardinero y botas, y, si alguien se hace una herida, que vaya inmediatamente a al puesto sanitario a que se la miren. "Necesitamos que vengan a retirar todos los materiales de las calles para que nosotros podamos seguir limpiando", ha aseverado.

Llegar al trabajo como enfermera tras la DANA, una 'misión imposible'


Martínez, quien trabaja como enfermera en el Hospital de la Malvarrosa, es incapaz de volver a su puesto de trabajo porque sus dos vehículos están dentro de un garaje completamente inundado. Aún así, está deseando volver a la normalidad. “Espero que esto en un par de semanas se pueda habitar y que nos permitan entrar y salir del pueblo”, ha subrayado.

Para concluir, esta enfermera ha querido agradecer a todos los voluntarios que han ido a su municipio a suministrarles productos de primera necesidad y que han echado una mano en las labores de limpieza. “Gracias a ellos hemos salido adelante y se han limpiado muchos bajos”, ha concluido.
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