Hospital Gregorio Marañón.
28 mar. 2017 12:30H
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POR REDACCIÓN
Un reciente estudio piloto realizado en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón ha permitido conocer cómo la puesta en marcha de una intervención sobre factores como el ruido, la temperatura, las interferencias por la actividad del personal sanitario durante la noche y el control del dolor pueden mejorar hasta en un 10 por ciento la calidad del descanso percibida por los pacientes hospitalizados.
La mejora de la calidad del descanso se incluyó como una de las estrategias del Plan de Humanización 2016-2019 de la Consejería de Sanidad de la Comunidad con el objetivo de reducir los efectos negativos que el ruido y otros factores tienen en el descanso, considerados un problema de salud pública, especialmente en personas de edad avanzada.
La intervención diseñada en el Hospital Gregorio Marañón, con la coordinación del Servicio de Medicina Preventiva y Calidad y la participación de siete Unidades de Hospitalización de las áreas de Geriatría, Neurocirugía, Cirugía General, Medicina Interna y Traumatología, se centró en la instalación de sonómetros tipo semáforo, carteles, adaptación de horarios de actividad del personal del hospital, sesiones de concienciación, revisión de necesidades de mantenimiento y difusión entre los profesionales del protocolo de control del dolor.
Para evaluar el impacto de este plan de intervención sobre la calidad del descanso de los pacientes hospitalizados, antes y después de aplicar las medidas contenidas en el plan de acción, se analizó mediante cuestionario validado (Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh) la percepción que los pacientes tenían sobre la calidad de su descanso y se objetivó el nivel de ruido ambiental mediante la colocación de dosímetro acústico en habitaciones y controles de enfermería.
Factores claves
En el estudio preintervención, un 34,1 por ciento de los pacientes evaluados mostraron tener una percepción mala o bastante mala del descanso. En las unidades hospitalarias analizadas (siete en total) los valores de ruido superaron los índices recomendados por la OMS. Junto a este parámetro, también se valoraron de forma negativa las interferencias producidas por la actividad del personal sanitario, el calor ambiental y el control del dolor.
Tras llevar a cabo la intervención se evaluó de nuevo a los pacientes. La percepción mala o bastante mala del descanso descendió al 25 por ciento. Los niveles de ruido se redujeron y se van aproximando a los umbrales recomendados por la OMS. Sin embargo, el ruido ambiental se mantiene, junto con el control del dolor, como principales factores con impacto negativo sobre la calidad del descanso, según los pacientes. Mejoró, en cambio, significativamente la percepción sobre el impacto que tenían las actividades del personal sanitario en el descanso nocturno.
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