El líder del PSC en el consistorio barcelonés analiza el fiasco de la EMA y la compleja realidad política catalana

Collboni: "Nos decían: ¿Cómo vais a ser sede de la EMA si salís de Europa?"
Jaume Collboni, político del grupo municipal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona.


3 ene. 2018 9:10H
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Jaume Collboni (Barcelona, 1969) fue candidato a la alcaldía de Barcelona en 2015 y, tras el pacto de gobierno con la alcaldesa Ada Colau, se convirtió uno de los rostros más visibles de la candidatura de Barcelona para convertirse en sede de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Una batalla con derrota final que le tocó librar en mitad del conflicto separatista, enmarcado en unas tensiones con el nacionalismo militante que le apartaron incluso de su puesto al frente de la mencionada candidatura por parte del consistorio.

¿Usted tenía confianza en la candidatura de Barcelona a la EMA, a pesar del contexto político catalán?

La idea surgió en un viaje a Londres que organizamos después del Brexit, cuando la idea de que la EMA se iba a tener que trasladar era una idea que comenzaba a aparecer. Barcelona optó ya a la agencia de medicamento en el año 92 y de ahí surgió la idea de: ¡Por qué no lo volvemos a intentar! En aquel momento lo que sí veíamos era que había una gran oportunidad porque el Brexit, que era una mala noticia para la Unión europea, era una oportunidad para España y para Barcelona. En eso estábamos centrados cuando volvimos, lo plantee en el Ayuntamiento, empezamos a hablar con la Generalitat, con el delegado de gobierno, con las universidades… En aquel momento no pensábamos ni muchísimo menos, aunque el debate estaba abierto en Cataluña, que todo se iba a volver tan complicado.

Era muy chocante la buena sintonía que mostraban en la candidatura, a pesar de que eran políticos en un momento completamente opuesto…

Sí, porque los tres tenemos buena relación personal incluso previa a la política, casualmente. Las dos o tres ocasiones que fuimos juntos, la verdad es que había muy buena relación personal y eso salvó muchas situaciones muy complicadas. Incluso la última presentación que hicimos en Bruselas, la definitiva de la candidatura, cuando estábamos en un contexto político te diría que casi imposible ¿no? Pues ahí hubo un conjuro entre los tres por salvaguardar la imagen de la ciudad y del país.

¿Entendió que a pocos días de que se conociera la ciudad ganadora, la alcaldesa Ada Colau rompiera el pacto de gobierno en el consistorio con el PSC, apartándole a usted como una de las caras reconocibles de la candidatura?

En primer lugar, yo, incluso estando fuera de gobierno mantuve la actividad en toda la candidatura hasta el punto que fui a Bruselas en representación del grupo socialista. En aquel momento estábamos buscando votos, lo recuerdo muy bien, y además estábamos aprovechando contactos del PSOE con jefes de Estado y primeros ministros socialistas y una vez que se rompió el acuerdo del gobierno, que eso es otro debate, yo le dije a la alcaldesa que creía que debíamos seguir con el plan, y que era muy importante que los Estados miembros no vieran que la inestabilidad había llegado a tal punto incluso dentro del Ayuntamiento.

¿Creo que eso influyó? ¡Pues sí, claro! Cuando nosotros hablábamos del contexto político encubríamos la ruptura del pacto de gobierno en Barcelona, que yo ya lo he criticado por tierra, mar y aire. Yo sabía que eso perjudicaba la candidatura, evidentemente, y todos los contactos que habíamos hecho y quien daba la cara por el proyecto ante la Comisión Europea, ante Estados miembros, ante el propio Ministerio, pues era yo. Intenté dejar este tema al margen, ni siquiera mencionarlo, para no perjudicar la candidatura, pero es evidente que no ayudó.

A priori, la EMA iba a traer riqueza y empleo a Barcelona, además de beneficiar a las empresas farmacéuticas establecidas en la ciudad. ¿Cómo se les explica a los ciudadanos que la riña política se sigue superponiendo a beneficio común?

Eso es lo que tendrían que explicar ellos ante los ciudadanos. Cuando Barcelona ha jugado y ganado a nivel internacional, empezando por los Juegos Olímpicos y acabando por el Mobile Congres, ha sido cuando la has tres administraciones (Estado, Generalitat y Ayuntamiento) han ido de la mano, ofreciendo una imagen de unidad y han sumado además a la sociedad civil, barcelonesa, catalana y española. Esa ha sido siempre la clave del éxito de todas las operaciones a nivel internacional que ha hecho la ciudad, y gracias a eso hemos llegado a donde hemos llegado. Evidentemente, no sé si es por la poca altura política de los que nos gobiernan, o por una coyuntura política casi imposible, porque el independentismo lo supedita y lo subyuga todo a su causa, que estamos como estamos.

Creo que no esperaban que el propio Estado les diera apoyo porque en su lógica de buscar el enemigo externo y hacer este discurso ante España, no podían concebir, como así pasó al final, que el gobierno central, diera apoyo a la candidatura. Entonces creo que se vieron muy atrapados y tuvieron que apoyar. También es verdad, para ser serios, que a nivel europeo lo que cuenta en una candidatura de estas características es la ciudad primero y después el Estado que da apoyo, pero sobre todo son candidaturas de ciudad, no son candidaturas de región.

Jaume Collboni, junto a la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, y el exconsejero de Salud de Cataluña, Antoni Comín, en un animado 'selfie' durante la campaña por la EMA.

Usted que estuvo en las negociaciones y entiendo que participó en reuniones de primer nivel. ¿Nadie les dijo: “Mire, con la independencia encima, lo van a tener muy difícil”?

No; supongo que al interesado es el último al que se lo dicen… Recuerdo que en una de las largas conversaciones con Pierre Moscovici, comisario de Economía de la UE, sacó el tema. Él simpatizaba mucho con la candidatura y me dijo: "Tenéis o tenemos un problema con el contexto político".

Nosotros intentábamos, incluso en las reuniones que íbamos los tres, obviar el tema o decir que era un conflicto político interno que se solventaría con las vías democráticas internas. Y por esa vía íbamos salvando las pantallas de las sucesivas cribas que hubo; pero sí, en alguna conversación de primer nivel, en esta de Moscovici en concreto, el tema surgió. Pero claro, yo siempre decía lo mismo: "Es que no pasará". Nuestros competidores decían: ¿cómo se va a convertir en sede si se va de Europa? Que era un argumento letal, claro. Nosotros decíamos: "Ya, pero es que eso no pasará". Entonces nos respondían: "Sí, efectivamente, eso no puede pasar, con una guía democrática normal".

¿Cómo fueron los días posteriores al ‘no’ de que Barcelona fuera la nueva sede de la EMA?

Lo que hay en Cataluña, y en Barcelona especialmente, es una gran sensación de frustración. Sobre todo de frustración y de tristeza en general en la situación política y por la incapacidad de los actuales gobernantes en Madrid y en Barcelona de evitar haber llegado hasta este punto.

Es verdad que en Barcelona hay una sociedad civil fuerte, con capacidad de iniciativa, que ayudó mucho. Creo que fue la tercera o cuarta pata de la candidatura, que fue la que en muchos casos accionó el motor e incluso cuando teníamos dificultades entre las administraciones, la sociedad civil ponía aceite y ponía gasolina para que el motor siguiera en marcha.

¿Qué valoración tiene del papel del exconsejero de Salud, Antoni Comín?

Creo que hizo un papel institucionalmente correcto, en el sentido de que mantuvo las formas y como mínimo la formalidad institucional. Pero claro, es evidente que Comín, como el conjunto de ese Gobierno, había radicalizado sus posiciones y creo que incluso había momentos en los que se decía que si Cataluña era independiente, no iba a salir de Europa..

Como representante a nivel municipal del Ayuntamiento de Barcelona ¿le ha sorprendido los últimos virajes también de Ada Colau?

Creo que uno vira cuando no tiene las ideas claras ¿no? Teníamos un pacto de gobierno que estaba blindado del contexto político catalán, explícitamente en el acuerdo, es decir, nosotros, dentro del acuerdo de gobierno teníamos una cláusula que decía que cada uno del Partido Socialista y los comunes tenían posiciones diferentes sobre el tema nacional y lo expresaban en sus votos y con sus manifestaciones, porque eso no tiene que ver con la gobernabilidad de la ciudad. Hombre, pues que se rompa justamente por esa cláusula que estaba excluida creo que demuestra sencillamente la poca convicción o la poca firmeza en la defensa de un modelo de ciudad y también de política.
Creo que la señora Colau ha sido víctima de sus propias gesticulaciones en favor del independentismo. Es decir, si al final vas a todas las manifestaciones independentistas, hablas como los independentistas… es muy difícil mantener un acuerdo con un partido que no lo es.

Tampoco parece que haya hecho mucha autocrítica tras perder la EMA.

Porque tiene un estilo de gobernar en el que intenta no dar batallas que no sabe si va a ganar, pero esa es una constante. Lo estamos viendo en más temas, cuando ve que no va a ganar o que no va a tener un provecho, un proyecto político… se queda al margen. Yo, sinceramente, si hubiera sido alcalde hubiera ido a Bruselas el último día de defender la candidatura. Cito como ejemplo el caso de París, donde no solo estaba la alcaldesa, es que había incluso ex presidentes de la República paseando, haciendo pasillos en Bruselas. Yo vi al ex presidente socialista Hollande que estaba por allí trabajando en la candidatura. Era impresionante ver el despliegue que hacían las capitales europeas para demostrar fuerza y cohesión. En nuestro caso, solo estuvimos la ministra y yo.

¿Les justificó su ausencia?

No, pero es que creo que no tenía mucha convicción. Todo el mundo sabe que los comunes han hecho siempre un discurso muy contrario a los grandes acontecimientos en la ciudad. Viene en un momento social que era crítico incluso con los juegos olímpicos, estaban en contra de la Mobile, como todo el mundo sabe. En fin, creo que por las circunstancias saben que no pueden oponerse a candidaturas de estas características, pero tampoco había una convicción muy intensa. Es algo que se verá con el tiempo.

¿Y el papel de la ministra Dolors Montserrat en la candidatura cómo lo valora?


"Si yo hubiera sido alcalde, hubiera ido el último día a defender la candidatura; solo estuvimos la ministra y yo"


Lo veo muy positivamente; fue una pieza fundamental para conseguir el apoyo del Gobierno. Ha sido en gran medida la que ha conducido todo el proceso y lo ha hecho con mucha convicción y con mucho entusiasmo y trabajo. Eso lo sé de primera mano. Así que ahí solo puedo tener buenas palabras para la ministra. Y creo que el Gobierno de España entendió, por un lado, que objetivamente, con todos los parámetros encima de la mesa, Barcelona reunía todos los requisitos, todos. Incluso teníamos el edificio.

¿Por qué el Gobierno central optó por Barcelona y no por las otras candidatas?

Podría haber defendido más de una candidatura, pero creo que también el Gobierno interpretó que quería mandar un mensaje de apoyo a la ciudad para romper el discurso antiEspaña de los independentistas.

¿Cuál era la candidatura qué más miedo le daba?

Milán era una candidatura muy competitiva. Ámsterdam también había sonado, pero sobre todo Milán estaba siendo más agresiva en las últimas semanas.

La tensión en Cataluña es innegable. ¿Cómo valora, por ejemplo, los insultos homófobos que recientemente tuvo que soportar Miquel Iceta por parte de un profesor de Farmacia?

Es una muestra de la política del odio que se ha instalado en ciertos sectores políticos vinculados al independentismo. De hecho, muchos estamos acostumbrados desde hace no meses, años incluso a recibir insultos y amenazas de todo tipo por sencillamente por el hecho de no ser independentista. Ya lo vivimos en la época de Pujol cuando decía que nosotros éramos malos catalanes o no éramos suficientemente patriotas. Eso se ha llevado al máximo exponencial y lleva a incluso a la homofobia, que sigue siendo un estado de opinión latente allí.

¿Puede ser que el conservadurismo separatista tenga cierta tendencia a la homofobia y de ahí que surjan casos como el que ha padecido Miquel Iceta?

Sí. De hecho, bueno, lo que tiene el nacionalismo, y lo digo en sentido irónico, es que supera las diferencias sociales desde la izquierda. El nacionalismo tiene una componente de enfrentamiento y de negación del otro. En Cataluña esto ha sido, en fin, acaparador. Ha desaparecido el debate sobre las listas de espera, sobre los estudiantes que están en barracones o sobre las negligencias del sistema preescolar… Bueno, todo eso ha quedado tapado completamente por el enfrentamiento nacional que hemos visto. Cómo la CUP acabó votando a un presidente de derechas y aquí como si nada, ¿por qué? Porque la causa mayor, la causa superior, es la independencia y la nación.

Jaume Collboni, Dolors Montserrat y Antoni Comín en una visita a Londres por la candidatura de la EMA.

Hablando de listas de espera, ¿cómo ve la situación de la sanidad que ha dejado el exconsejero Comín en Cataluña?

Te voy a poner un par de ejemplos de la ciudad de Barcelona, que es la que conozco más. En la última gran ampliación de un hospital público en Barcelona, que es la de Urgencias y Obstetricia que se ha hecho en el Hospital del Mar, se ha hecho con dinero del Ayuntamiento, cuando era un dinero que tenía que poner la Generalitat. Yo creo que ese ejemplo es muy sintomático de lo que a pasado en Cataluña, evidentemente no ha habido ningún escándalo, ni nadie se ha preguntado pues por qué el señor Comín o la Generalitat durante estos años ha olvidado completamente la política de inversiones en este caso en la Atención Primaria. Es un ejemplo de la dejadez, de la dejación que ha habido de lo que son los servicios públicos básicos de un país como son la Educación y la Sanidad.

Pero vimos a Comín repartiendo millones para reformar o ampliar centros sanitarios.

Por un lado el consejero decía eso y luego decía lo haremos cuando seamos independientes. Formaba parte de la campaña propaganda independentista que se impulsaba desde el Gobierno. "Todo esto lo podemos hacer cuando España nos deje de robar y seamos una república", que era un poco la coletilla que siempre ponían a todo para justificar la dejación.

¿Cómo ve la campaña desde ese peculiar ‘exilio’ que están protagonizando?

No están en el exilio, están no sé si prófugos o están simplemente en el extranjero. Nosotros siempre hemos dicho que nos hubiera gustado que estuvieran aquí porque era una gran oportunidad para dar explicaciones en directo, en los debates y en la campaña misma. A medida de que eso no se puede hacer, al final no dejan de ser repetición de monólogos.

¿Cómo cree que quedarán retratados en la memoria colectiva y en la historia de Cataluña?


"La ascensión de Comín ha coincidido con su cercanía al poder"


Yo creo que esta parte de la historia de Cataluña y también de España será unos de los periodos más tristes y de más frustración de la etapa contemporánea en este país. Es un fracaso que es de los independentistas, pero también es del conjunto de España. En 6 años de emergencia del independentismo desde el Gobierno de España no ha habido ni un solo movimiento, ni una sola oferta, ni una sola iniciativa para "seducir" políticamente a una parte de la población catalana que es independentista por circunstancias: por ausencia de alternativa, porque nadie ofrecía o nadie ofrece una alternativa de país. Mucha gente pedía cambios, pedía reformas y nada se movió. Bueno, pues aquí se ha desbordado. Y bueno se va a reconducir, yo estoy convencido de que eso se va a ir reconduciendo. Desde la política española tiene que haber alguna oferta pero no solo para Cataluña. Hace falta un nuevo horizonte de reformas, de cambios que la sociedad reclama desde hace tiempo.

Como antiguo compañero de Antoni Comín en el PSC, ¿no le parece curiosa su evolución política pasando hasta por 3 partidos distintos?

Bueno, los datos son los datos: ha coincidido su ascensión a los partidos políticos con su cercanía al poder. Cuando ERC se ha visto como un partido emergente con posibilidades de ganar y de gobernar, se ha acercado a lo que más funciona.

Yo creo que esa es la constante del señor Comín y solo hay que ver su progresión, que no ha ido a partidos más pequeños. Y además yo que lo conozco desde hace años, nunca lo tuve por un nacionalista, todo lo contrario. Me sorprendió mucho esa conversión al nacionalismo radical, por ser una persona de izquierdas en el sentido más clásico del término, que abominaba en su momento el nacionalismo. Son las conversiones que tiene la política cuando las expectativas de poder cambian.

Sorprendió en cambio el discurso histórico contrario al movimiento separatista que desgranó su hermana, María, en una reciente entrevista.

Hay mucha más coherencia en izquierdas en el discurso que hace ella y el análisis que hace de lo que ha pasado en Cataluña, que en la evolución de Comín. En la entrevista se ve muy claramente cómo mantiene una coherencia de izquierdas histórica de análisis de lo que ha pasado en Cataluña. Otra cosa es la que ha expresado Comín, que es el nacionalismo puro y duro de que el enemigo es España, que nos roba.  La simplificación está en que insulta la inteligencia de cualquiera.
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