Redacción. Oviedo
La Consejería de Sanidad y el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) diseñan un plan integral de atención a los pacientes crónicos con el fin de mejorar la atención que se presta actualmente a estos enfermos, conseguir una mayor eficiencia en el gasto sanitario y contribuir a la sostenibilidad del servicio público asturiano. Este ha sido el tema central de la reunión del Consejo Asesor de Sanidad del Principado de Asturias que ha contado con la presencia como invitado de Manuel Ollero Baturone, director del Plan Andaluz de Atención al Paciente con Enfermedades Crónica.
Faustino Blanco. |
El Consejero de Sanidad, Faustino Blanco, ha asegurado instantes antes de comenzar la reunión que la sanidad asturiana debe abordar ya “el reto de la cronicidad porque es una necesidad y es el nuevo paradigma de la atención sanitaria”.
La Sanidad asturiana viene desarrollando desde hace meses diferentes medidas destinadas a mejorar la atención y los cuidados de los pacientes crónicos y pluripatológicos que incluye la mejora de la prescripción farmacológica o de la continuidad asistencial y que ahora se pretenden plasmar y completar en una estrategia más global.
Blanco ha señalado en este sentido que los sistemas sanitarios en el conjunto de nuestro país estaban muy adaptados al tratamiento del paciente agudo y ahora lo que se requiere es “adaptar la organización a las nuevas necesidades y perfiles que se derivan de un notable incremento de pacientes crónicos y pluripatológicos que demandan un tratamiento muy singularizado”.
Este cambio en el perfil de los pacientes, que en Asturias se agudiza debido al envejecimiento de la población, es también una herramienta esencial para conseguir mayor eficiencia y colaborar con la sostenibilidad del sistema sanitario público.
Las claves en el tratamiento de la cronicidad son básicamente dos: la potenciación de la salud pública y los hábitos de vida saludable que es una tarea que es preciso abordar desde el ámbito comunitario y que debe orientarse a mantener a la población sana y libre de discapacidad el mayor tiempo posible. Y la mejora en la continuidad asistencial entre atención primaria y hospitalaria, una reducción de la medicalización de los pacientes basada en la evidencia científica y la mejora de los cuidados intermedios.
Son unas medidas que, en definitiva, pretenden evitar la enfermedad crónica o retrasar su aparición, mejorar la atención a los pacientes y hacerlo además con medidas que ponen énfasis en la sostenibilidad del sistema.