La consejería hace balance de los dos primeros años de su escuela de pacientes

El Sespa forma en cronicidad a 1.500 pacientes y 140 monitores
De izquierda a derecha, José Ramón Hevia; la concejala de Sanidad de Oviedo, Mercedes González; Francisco del Busto y Marta Pisano.


16 jun. 2016 17:30H
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Más de 1.500 personas con enfermedad crónica y cuidadores han asistido a los talleres 'Tomando control de tu salud', del programa Paciente activo de Asturias (Pacas), que se han impartido en todas las áreas sanitarias en los dos primeros años de vigencia de esta actuación, impulsada por la Dirección General de Salud Pública.

El consejero de Sanidad, Francisco del Busto, ha facilitado hoy este dato en la inauguración de la segunda jornada sobre este programa, en la que cerca de 180 pacientes y profesionales compartirán conocimientos y experiencias. En la presentación han participado también el director general de Salud Pública, Antonio Molejón; el jefe de servicio de Promoción de la Salud, José Ramón Hevia, y la coordinadora del proyecto, Marta Pisano.

Paciente activo Asturias se puso en marcha hace dos años y cuenta en la actualidad con 140 monitores formados y unos 50 talleres realizados en las ocho áreas sanitarias “con resultados exitosos y un alto grado de satisfacción”, ha destacado Del Busto. El porcentaje de pacientes que completan los talleres supera el 80% y la valoración media que otorgan a la formación en las evaluaciones de satisfacción supera los 4,8 puntos sobre un máximo de 5.

“Pacas es un programa que no habla de enfermedad, ni de clínica, sino de salud, de buenos hábitos físicos y mentales. Pretende, con el mismo espíritu con el que se inició en Ottawa, potenciar el máximo grado de bienestar de los ciudadanos, lo que en Salud Pública se conoce como salutogénesis”, ha explicado el titular de Sanidad.

El Principado ha optado por aplicar el programa 'Tomando control de tu salud', de la Universidad de Stanford, porque permite utilizar una herramienta común en toda Asturias y emplea una metodología contrastada por la evidencia científica, además de evaluable en cuanto a resultados.

Se basa en una intervención que dura seis semanas, organizadas en sesiones semanales de dos horas y media que se celebran en espacios comunitarios como hogares de jubilados, aulas de cultura o centros de salud. Las sesiones, a las que asisten enfermos crónicos y cuidadores, son impartidas por dos monitores, de los que al menos uno es enfermo crónico.

La labor de estos monitores no consiste en dar consejos sanitarios, sino en enseñar técnicas sobre “cómo hacer”, y ofrece métodos para tratar problemas como la frustración, la fatiga, el dolor y el aislamiento, que acompañan frecuentemente a la enfermedad crónica, además de cubrir aspectos que van desde el ejercicio físico apropiado para mantener y mejorar la fuerza, flexibilidad y resistencia al uso adecuado de medicamentos, la comunicación efectiva con el entorno y con los profesionales de la salud, la nutrición y el modo de valorar nuevos tratamiento.
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